Salud con Santa Hildegarda de Bingen

Santa Hildegarda nos ofrece un tesoro de métodos y remedios curativos. Entre todas las recomendaciones de la monja benedictina, podemos distinguir seis principios fundamentales que sientan las bases para mejorar la calidad de vida e influyen positivamente en la eficacia de sus métodos curativos. Son los siguientes:

  1. Tratar la comida como medicina
  2. Remedios naturales utilizados principalmente para la recuperación de la salud y la prevención de enfermedades.
  3. Énfasis en el sueño natural y el ejercicio adecuado.
  4. Encontrar un equilibrio saludable entre trabajo y descanso según el principio de Ora en Labora (Orar y Trabajar)
  5. Desintoxicación sistemática del cuerpo de toxinas mediante baños, sauna, sangrías, ventosas, limpieza intestinal y masaje renal.
  6. Transformar los defectos en virtudes dando como resultado generosidad, alegría, paciencia, vitalidad y comunidad.

La investigación científica confirma lo que Santa Hildegarda comprendió hace siglos. El estilo de vida influye en nuestra salud hasta en un 80 %. El 40 % de nuestra salud depende de nuestra alimentación, otro 40 % de un estilo de vida responsable, y solo el 20 % de la genética y los factores ambientales. Mucho depende de nosotros.

Lo que la monja medieval propone es una dieta y un estilo de vida integrales que nutren tanto el cuerpo como el espíritu. Aportan al cuerpo todas las vitaminas y minerales necesarios para una vida sana a partir de diversas categorías de alimentos: espelta, frutas y verduras, carne y lácteos. Cuando la dieta se basa principalmente en espelta, verduras y frutas, se construye un cuerpo sano. La carne y los lácteos se consideran solo complementos de una comida. Enriquecer las comidas con hierbas adecuadas, especialmente bertram y galanga, ayuda al cuerpo a fortalecer el sistema inmunitario. El uso de hierbas junto con la espelta proporciona felicidad y energía.

Santa Hildegarda destacó tres plantas entre la multitud de flora que deberían formar parte de la dieta humana diaria: la espelta, las castañas comestibles y el hinojo.

Espelta : La espelta garantiza una buena circulación, favorece el desarrollo muscular y proporciona un espíritu alegre. Contiene tiocianato, un factor de crecimiento natural que estimula la formación de células madre. Promueve la creación de todo tipo de células: reproductivas, hematopoyéticas, musculares, nerviosas y del sistema inmunitario. También actúa como antialérgico y protege contra el desarrollo de células cancerosas al estabilizar las paredes celulares e impedir que las sustancias cancerosas las penetren.

Castañas comestibles : El castaño, desde la raíz hasta la copa, es una planta 100 % saludable, útil tanto para humanos como para el ganado. Las castañas son ricas en taninos y bioflavonoides que ayudan a aliviar el estrés y regenerar los vasos sanguíneos gracias a la vitamina P. Se recomiendan para diversas afecciones con sistemas inmunitarios debilitados, como el cáncer, la enfermedad de Lyme y el SIDA. Las castañas contienen minerales y oligoelementos esenciales: hierro, zinc, cobre, manganeso, magnesio, calcio, potasio y un poco de sodio. Son ricas en vitaminas A, E, B1, B2, B3, B5, B6 y C. Las castañas son eficaces para tratar trastornos del hígado, el bazo y el páncreas, problemas gastrointestinales, dolores reumáticos, artritis, problemas de concentración y dolores cardíacos.

Hinojo (Foeniculum vulgare) : El hinojo es una de las pocas plantas del diccionario de salud de Santa Hildegarda que se puede consumir sin problema, ya sea cocinada, horneada, al vapor o cruda. Es beneficioso en todas sus presentaciones: como verdura, infusión o aceite. Es una rica fuente de vitaminas y minerales (vitaminas A, C, calcio, hierro, potasio, magnesio y fósforo). Ayuda con problemas digestivos, hinchazón, acidez estomacal, ardor de estómago y menopausia.

Santa Hildegarda recomienda evitar los siguientes alimentos : puerros, melocotones, fresas, ciruelas, anguila y cerdo. Estos son venenos de cocina que debilitan el cuerpo, favorecen el desarrollo de enfermedades y sobrecargan el organismo.

Con estas pocas restricciones, podemos aprovechar los abundantes dones de Dios, teniendo presente, sin embargo, que todos los alimentos deben prepararse al fuego. Nuestro sistema digestivo no está diseñado para procesar alimentos crudos. Solo hay unos pocos que, según Santa Hildegarda, pueden comerse crudos. Estos son el hinojo, el membrillo, la castaña y la manzana. Los alimentos crudos causan procesos de descomposición en nuestros intestinos, lo que resulta en el desarrollo de enfermedades autoinmunes.

En cuanto a bebidas, Santa Hildegarda recomienda agua de manantial para beber y agua de pozo para cocinar. El mejor calmante de la sed es el agua tibia o la infusión de hinojo. Es totalmente seguro, incluso consumido en grandes cantidades. El café de espelta es otra bebida recomendada, junto con el vino o la cerveza de espelta.

Entre las notas de Hildegarda, se encuentran descripciones de numerosas hierbas y especias. Plantas que a veces pasamos por alto en nuestro jardín o prado pueden tener efectos beneficiosos para nuestro cuerpo. Vale la pena conocerlas todas, ya que cada hierba puede servir como remedio para diversas dolencias. Hildegarda presenta múltiples soluciones para afecciones específicas, así que si una no es fácil de conseguir, otra puede ser más accesible. Las siguientes plantas ocupan un lugar destacado en la farmacia herbal de Dios:

Bertram (Anacyclus pyrerthrum) : Favorece una buena digestión y mejora la calidad de la sangre. Su uso en la cocina diaria garantiza una buena absorción de vitaminas y minerales, eliminando así el uso de suplementos. El bertram restaura la salud intestinal.

Galanga (Alpinia officinarum) : Puede sustituir a la pimienta y aporta un toque picante a los platos. Es eficaz para tratar problemas cardíacos, circulatorios y dolores de cabeza. Tiene propiedades calmante, antiinflamatorias y vasodilatadoras. También ayuda a aliviar los dolores menstruales.

Para endulzar los platos, Santa Hildegarda recomienda miel y azúcar de caña en cantidades limitadas.